El Pescado Amazónicio En Bolivia: Una aproximación a su valor comercial
- Estimaciones sugieren que el valor económico anual del pescado amazónico es superior a los 100 millones de Bs, es decir, mayor al valor de las exportaciones de café sin tostar y de cacao en grano, respectivamente.
- La pesca de subsistencia es una actividad muy importante en zonas rurales porque contribuye a la seguridad alimentaria de miles de familias.
- La pesca es enfocada casi íntegramente en peces migratorios, razón por la cual es importante no construir barreras que interrumpen sus rutas migratorias
- La pesca tiene potencial de crecimiento sustentable, sin embargo, enfrenta amenazas importantes como, por ejemplo, las represas hidroeléctricas, que afectan mayormente a los peces migratorios
- Se requiere de acciones inmediatas para generar información actualizada y confiable sobre la actividad pesquera, como base para el diseño de políticas que promuevan la sostenibilidad de la pesca
En un reciente estudio realizado por Conservation Strategy Fund (CSF) y FAUNAGUA, con el apoyo de WWF-Bolivia, se estimó que el valor económico anual de la pesca comercial amazónica es superior a los 100 millones de Bs, y probablemente alcanza los 148 000 millones de Bs. El pescado amazónico es parte de una compleja cadena productiva que involucra pescadores, mayoristas, minoristas y restaurantes, proveyendo empleo a más de 5 000 personas. Además de este valor, existe una importante contribución de la pesca de subsistencia a la seguridad alimentaria de las familias que viven en zonas rurales, donde el pescado es la principal fuente de proteínas.
En la actualidad, se aprovecha solo un pequeño porcentaje de los recursos pesqueros. A los mercados grandes en las capitales del país llegan solamente las especies de mayor tamaño y de alto valor comercial, que representan el 9% de las especies aprovechables. Mientras tanto, en los mercados intermedios se aprovecha un 16% de las especies, incluyendo las de mayor tamaño y las de tamaño intermedio. El 80% del pescado que se consume en las ciudades representa especies migratorias, cuyo ciclo de vida incluye migraciones medianas (entre 100 y 1 500 km a lo largo de los ríos) o largas (entre 1 500 y 4 000 km). En las zonas rurales, las comunidades aprovechan de una mayor diversidad de recursos pesqueros, dentro del marco de sus usos tradicionales y costumbres.
El sector pesquero ha sabido adaptarse bien a importantes retos, como la invasión de una especie introducida (paiche Arapaima gigas) y al colapso temporal de los mercados durante la pandemia causada por Covid-19. Sin embargo, el sector enfrenta nuevas amenazas, siendo una de las más importantes el establecimiento de represas hidroeléctricas que afectan principalmente a los peces migratorios. Por lo menos una especie de alto valor comercial, el dorado o plateado (nombre científico Brachyplatystoma rousseauxii), se encuentra en riesgo de una posible extinción regional debido a la interrupción de sus rutas migratorias por las represas. Hay indicios que la piraíba, Brachyplatyostoma filamentosum, la especie nativa más grande en la cuenca alta del río Madeira, llegando a pesar 200 kg, también está muy afectada. Se necesitan acciones de gestión transfronteriza para mitigar los impactos negativos de estas amenazas.
Los autores del estudio señalan las limitaciones de su investigación, ya que no existen estadísticas pesqueras confiables en los puntos de desembarque, razón por la cual el valor económico podría ser todavía más alto que el valor estimado. Recalcan que el sector pesquero en el país carece de sistemas de información que faciliten datos actualizados y confiables, limitando la posibilidad de diseñar políticas consistentes que promuevan el desarrollo sostenible de la pesca y que mitiguen los impactos de acciones humanas sobre los peces migratorios. En la actualidad, el sector se encuentra abandonado y sus contribuciones al bienestar y a la economía no son suficientemente valoradas ni visibilizadas.
El estudio sugiere que las instancias públicas, en todos sus niveles, deberían generar registros sobre las especies aprovechadas, los volúmenes de desembarque pesquero y sobre los factores que pueden impactar en la salud de los ríos. Si bien existen avances en la definición de lineamientos para la implementación de un sistema de monitoreo de los impactos de las represas hidroeléctricas Jirau y Santo Antonio en territorio boliviano, es necesario que la autoridad competente implemente el monitoreo propuesto y genere información de manera periódica sobre niveles de pesca en los diferentes puertos pesqueros, para de esta manera disponer de indicadores de la salud de los ecosistemas acuáticos. En este mismo marco, es importante fortalecer el sector pesquero e implementar un ordenamiento pesquero con un enfoque ecosistémico.
Una mayor y mejor información sobre la actividad pesquera en Bolivia facilitaría el diseño de medidas de mitigación y compensación que permitan, de alguna manera, proteger al sector, a las familias que dependen de la actividad y a la seguridad alimentaria de los bolivianos.
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